OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE
1 de febrero de 2017
‘Agenda 2030, Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)’. De qué se trata?
En palabras de Amartya Sen (2009) ‘…Al evaluar nuestras vidas, tenemos motivos para interesarnos no solo en la vida que logramos vivir, sino en la libertad que tenemos para escoger entre diferentes opciones de vida. La libertad para definir el curso de nuestras vidas es uno de los aspectos de la vida que merece ser atesorado…’
1. Introducción. 2. Un enfoque multidimensional para la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. 3. Principal amenaza. 4. Invertir en las mujeres y en políticas de cuidado. 5. Algunas consideraciones sobre Argentina. 6. Argentina. 7. Compromiso asumido.Conclusiones.
1. En el mes de septiembre de 2015 la ONU, en la cumbre llevada a cabo en la ciudad de Nueva York, adoptó la denominada Agenda 2030, para el desarrollo sostenible, ‘Transformar nuestro Mundo’, fijándose 17 Objetivos y 169 Metas, de algún modo retomando los Objetivos del Desarrollo del Milenio para continuar con aquello que no pudo realizarse, cumpliendo y garantizando los derechos humanos comprometidos.
Los 8 Objetivos del Milenio fueron redefinidos por Naciones Unidas, a partir del 25 de septiembre de 2015, para transformarse en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, con 169 metas a alcanzar en el año 2030. [1]
La Asamblea General de Naciones Unidas publicó el 21 de octubre de 2015 la Resolución A/RES/70/1 que aprobó la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.
En ese marco, y a fin de colaborar con la Organización de las Naciones Unidas y con las propias autoridades públicas de nuestro país, el Defensor del Pueblo de la República Argentina, en su calidad de INDH, implementa desde el 30 de diciembre de 2015, el “Programa de Seguimiento y Evaluación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Agenda 2030”.
Resultaría utópico pretender abarcar, en esta fase incipiente, los 17 Objetivos y las 169 metas. Por esa razón, teniendo en cuenta que la Defensoría del Pueblo de la República Argentina cuenta con áreas temáticas y oficinas específicas, dicho Programa se desarrolla llevando adelante investigaciones en función de las metas propuestas por Naciones Unidas; es así que en el marco del Objetivo 3: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades”, podrá indagarse y conocer las políticas púbicas que se llevarán a cabo “Para de aquí a 2030, poner fin a las epidemias del SIDA, la tuberculosis, la malaria y las enfermedades tropicales desatendidas y combatir la hepatitis, las enfermedades transmitidas por el agua y otras enfermedades transmisibles” (meta 3.3.), y también, otra vinculada con “De aquí a 2030, garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación de la familia, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales” (meta 3.7.).
Es evidente que estas metas son ambiciosas, y deben serlo, de otro modo no podríamos favorecer la concreción de la ‘colaboración activa’ que cabe al Defensor del Pueblo de la Nación, como Institución Nacional de Derechos Humanos.
A través de la Declaración y Programa de Acción de Viena, dictada en la Conferencia de Viena de 1993, se ha reconocido que: “La comunidad internacional debe tratar los derechos humanos en forma global y de manera justa y equitativa, en pie de igualdad y dándoles a todos el mismo peso”, ello implica que todas las investigaciones están íntimamente relacionadas entre sí, y sus informes anuales sobre el grado de avance en cada una de ellas se elaborarán con unicidad de criterio y vinculación.
2. Un enfoque multidimensional para la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible:[2] Se ha señalado que las ODS dan forma concreta al desafío de transitar desde un enfoque basado en el crecimiento económico y el ingreso, hacia un enfoque integral que incluya las múltiples dimensiones que influyen en el progreso de las personas.
Esta Agenda se construyó sobre tres pilares; la universalidad, es decir que se proponen objetivos y metas idénticos para todos los gobiernos y actores; la integración, supone las dimensiones sociales, económicas y ambientales a lo largo de la Agenda y la tercera que nadie quede atrás, ningún objetivo será logrado a menos que se cumpla para todas las personas.
El marco común de las agencias, los programas y los fondos del GNUD[3] para la Agenda 2030, es la estrategia MAPS[4], que implica tres pilares de trabajo: la integración en las políticas generales (mainstreaming), la aceleración (acceleration) y el apoyo a las políticas (policy support).
En el primer caso, hay que difundir la Agenda 2030, en todos los niveles de gobierno, en el sector privado y en la sociedad civil, logrando la transversalidad de las metas y objetivos en los plantes nacionales de desarrollo, los presupuestos y los instrumentos de planificación.
Ello supone un importante desafío en materia estadística y en muchos casos significará la recolección de un nuevo tipo de información para el monitoreo y la evaluación de las acciones mediante indicadores que permitan estimar el nivel de logro de las metas de los ODS, respecto de las cuales actualmente no existen datos en la mayoría de los países de la región.
En el segundo, muchas de las metas y objetivos de la Agenda cuentan con procesos de política pública en marcha, algunos de los cuales provienen de la agenda de los ODM.
El tercero implica el apoyo a las dirigidas a implementar la Agenda 2030, las que suponen una transversalidad y complejidad con el propósito de cumplir con los principios discutidos de universalidad e integración, así como con el que nadie quede atrás.
En suma, el objetivo prioritario de la Agenda 2030 consiste en realizar propuestas de reforma del sistema productivo actual orientadas a reducir en los procesos productivos, mediante la mejora de la eficiencia y la productividad de las materias primas, la reforma de los patrones de consumo y minimización del impacto ambiental de los procesos, sin que ello se traduzca en efectos negativos sobre las posibilidades de progreso económico y social.
3. La principal amenaza para el progreso en la región es la recaída de millones de hogares en la pobreza, aunque la situación económica no es la única culpable de tal regresión, según el Informe, lanzado junto a más de 60 legisladores de la región en la sede del Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino). Se sostienen recomendaciones para que la región impida retrocesos y siga avanzando en lo social, económico y ambiental, como políticas públicas de nueva generación, en línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El Informe titulado Progreso Multidimensional: Bienestar más allá el Ingreso, el PNUD manifiesta especial preocupación por las 25 a 30 millones de personas, más de 1/3 de la población que salió de la pobreza en la región desde 2003, que corren riesgo de recaer en la pobreza. Muchos son jóvenes y mujeres con inserción laboral precaria en los sectores de servicios de la región. Forman parte de un grupo mayor, de 220 millones de personas (38%, casi 2 de cada 5 latinoamericanos) que son vulnerables: oficialmente no son pobres pero tampoco logran ascender a la clase media.
El IDH[5] destaca que lo que incide en la salida de la pobreza es distinto a lo que previene que las y los latinoamericanos vuelvan a recaer en ella. En la década pasada, los mercados laborales y la educación fueron los grandes motores para dejar la pobreza. Sin embargo, es fundamental que las políticas públicas de nueva generación fortalezcan los 4 factores que impiden retrocesos: protección social, sistemas de cuidado, activos físicos y financieros (como auto, casa propia, cuenta de ahorro o dinero en el banco que actúan como ‘colchones’ durante las crisis), y calificación laboral. Estos elementos clave componen lo que el IDH denomina canastas de ‘resilencia’, que es la capacidad de absorber shocks y prevenir retrocesos, lo que es fundamental para la región en este momento de ralentización económica.
El IDH hace un llamado para repensar el modelo latinoamericano de progreso hacia un concepto multidimensional, en línea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y que trascienda el uso del ingreso per cápita, el ritmo del crecimiento económico y el Producto Bruto Interno (PIB) como criterios privilegiados para medir el nivel de desarrollo. El crecimiento económico solo no basta. Nada que disminuya los derechos de las personas y comunidades o que amenace la sostenibilidad ambiental puede ser considerado progreso, resalta el informe.
‘Los retos de un desarrollo sostenible, holístico y universal no expiran al alcanzar un determinado umbral de ingreso: no nos ‘graduaremos’ de los retos del desarrollo a menos que demos respuestas apropiadas a las múltiples dimensiones que permiten a las personas vivir vidas que consideran valiosas’, dijo la Subsecretaria General de Naciones Unidas y Directora Regional del PNUD para América Latina y el Caribe Jessica Faieta en el lanzamiento en Panamá. ‘En este momento, por un lado hay que proteger los logros alcanzados, lo cual incluye prevenir la caída en pobreza de millones de personas y por otro lado hay que impulsar políticas y estrategias inclusivas e integrales adaptadas a poblaciones que sufren de discriminaciones y exclusiones históricas’.
Si bien salieron de la pobreza cerca de 72 millones de personas y entraron a la clase media 94 millones de personas entre 2003 y 2013, los últimos 3 años vieron una ralentización y luego una reversión de esta tendencia. Según el IDH, el promedio anual de latinoamericanos que salieron de la pobreza fue de casi 8 millones entre 2003-2008 y de 5 millones entre 2009-2014. Entre 2015 y 2016 aumentó el número absoluto de personas pobres, por primera vez en la década.
Esto se da por los límites de la expansión laboral y fiscal en la región. El mercado laboral en América Latina, en su gran parte es informal, según el IDH. Más de la mitad de los 300 millones de trabajadores en la región son: asalariados en micro-empresas con menos de cinco puestos de trabajo, autoempleados sin calificación o no perciben ingresos (programas de aprendizaje). Asimismo, de las más de 50 millones de empresas pequeñas y medianas, el 70% son informales, y dos de cada tres nuevos empleos creados en la región fueron en el sector de servicios, que tiene baja productividad y altas tasas de informalidad. Sin aumentos futuros de la productividad de los sectores de baja calificación laboral, la sostenibilidad del crecimiento y, en consecuencia, de los logros sociales, se compromete, señala la IDH.
Además, la expansión de transferencias sociales y pensiones no contributivas, que explican cerca de 30% de la reducción de la desigualdad de ingresos desde 2002, también encuentra un techo fiscal. Asimismo, el informe destaca que el peso de la carga tributaria en los pobres es tan alto en la región que suele anular el beneficio recibido por programas de transferencias de ingreso. Así, el IDH señala que mejorar la efectividad y progresividad del sistema fiscal en su conjunto es un desafío urgente para la región.
4. Invertir en las mujeres y en políticas de cuidado es la clave para sacar la región adelante, dice el informe. Aún cuando la proporción de mujeres con estudios universitarios en la región era más alta (17,3%) que la correspondiente proporción de hombres (14,8%), en el 2013, las mujeres percibían un salario promedio por hora 16,4% menor en relación a los hombres. Además, las mujeres dedican 3 veces más tiempo a labores de cuidado y del hogar que los hombres. Las tendencias demográficas y la ausencia de mecanismos de cuidados (especialmente para niños y adultos mayores), combinados con el aumento de la participación laboral femenina, restringen una mejor inserción de la mujer en el mercado laboral y la generación de ingresos en los hogares, el informe resalta.
‘Ser mujer, afrodescendiente, indígena, LGBTI, joven, persona con discapacidades, todo esto incide en las oportunidades, en la posibilidad de ascenso social y económico y en el acceso a servicios’, dijo el principal autor del informe y economista en jefe del PNUD para América Latina y el Caribe George Gray Molina. ‘Cada generación latinoamericana decide qué cambio estructural persigue: quedan hoy transiciones pendientes de ciudadanía y de resiliencia que no se resolverán con más crecimiento económico’.
5.- Algunas consideraciones sobre Argentina. Para medir el progreso ‘multidimensional’, el Informe evaluó distintos indicadores de desarrollo humano y los comparó con el nivel de ingreso per cápita de cada país. De ese cálculo surge que Argentina tiene un desempeño ‘peor al esperado’ en indicadores clave como embarazo adolescente, cantidad de jóvenes nini[6] y fuerza laboral con educación terciaria, entre otros.
Cada 1000 nacimientos, el 54,4 corresponden a madres adolescentes (de entre 15 y 19 años). Para los países de desarrollo humano ‘muy alto’[7], entre los cuales se encuentra Argentina, el promedio es casi 5 veces más bajo: 12,7. En nuestro país, cada 5 minutos una chica menor de 20 años es madre; son más de 117 mil nacimientos al año. El problema no disminuye, sino que aumenta un 15,7% según registros de la última década.
La Dirección de Protección Social de CIPPEC, advirtió que el embarazo adolescente es un ‘síntoma’ muy relacionado con otros problemas que señala el PNUD, como el alto número de jóvenes de 15 a 24 años que no estudian ni trabajan (los ‘nini’), que también creció durante la última década. A nivel nacional, indican, 3 de cada 4 ninis son mujeres, dedicadas a tareas de cuidado. En estos años ha habido políticas de primer empleo y becas para que los jóvenes vuelvan a estudiar, pero lo que realmente hace falta para esta población es una política de cuidado.
Expertos señalan que el embarazo adolescente, asociado con la deserción escolar, es consecuencia de la falta de proyecto de vida. La maternidad joven es uno de los pocos ‘títulos’ o ‘status’ a los que se puede acceder fácilmente en el corto plazo. Ante la falta de oportunidades laborales de calidad para los jóvenes y ante un sistema educativo expulsivo, la maternidad se vuelve un proyecto de vida para los adolescentes.
Por su parte una investigadora del Instituto de Desarrollo Económico y Social, sostiene una postura diferente, estima que las jóvenes no se embarazan por falta de proyecto de vida. Una encuesta representativa dirigida a madres adolescentes, realizada por el Fondo de Población de Naciones Unidas, encontró que el 69% de los embarazos fueron no planificados: sólo el 30% quería tener un hijo. Para la mayoría de las chicas, ser madre no es una decisión, sino el resultado de un contexto de escasez de oportunidades. La desigualdad detrás de los indicadores señala que las mujeres de sectores medios y altos tienden cada vez más a postergar la maternidad, es como si en Argentina hubiera dos países.
Coinciden los expertos en que hacen falta políticas en varios frentes, con estrategias concatenadas y a largo plazo, empezando por garantizar el acceso gratuito a métodos anticonceptivos y profundizar los avances de los últimos años en educación sexual integral.
La educación sexual no sólo contribuye a prevenir embarazos no deseados, también empodera a las chicas, permite evitar noviazgos violentos y prevenir abusos, se agrega que cada año nacen en el país más de 3 mil bebés paridos por niñas entre 10 y 14 años; siendo que los países que lograron abordar el problema del embarazo adolescente apostaron a la educación sexual de modo sostenido en el tiempo, siendo clave la formación de los docentes y la generación de material para las escuelas.
6.- Argentina es uno de los 49 países de ‘desarrollo humano muy alto’, según PNUD, sin embargo, el país aún está muy atrasado en algunos indicadores clave, en comparación con los países desarrollados de Europa y Asia. Las altas tasas de embarazo adolescente, el elevado número de jóvenes nini y el bajo porcentaje de graduados universitarios son algunas de las principales deudas que Argentina tiene con los jóvenes.
El Informe Regional sobre Desarrollo Humano del PNUD, indica que Argentina persiste en la brecha de género. El país exhibe un desempeño ‘peor al esperado’, en función de su nivel de ingreso, en indicadores como la participación laboral de las mujeres, los días de licencia por maternidad y la mortalidad materna. En cambio, se destaca por la cantidad de mujeres que ocupan cargos en el Congreso.
Las licencias por maternidad son de las más bajas en la región, las licencias por paternidad son cortas y no existen licencias parentales (aquellas que puede tomar la madre o el padre indistintamente) que sí están vigentes en países como Cuba y Chile.
En Argentina la tasa de participación laboral femenina es de 63,7%, inferior al promedio de América Latina (66,2%), se estima que el crecimiento de la participación laboral de las mujeres perdió dinamismo en la última década.
Pese a la alta representación femenina, como consecuencia de la denominada Ley de Cupo, el país no logra revertir las brechas de género. Para la titular de FEIM, Mabel Bianco, esta mayor representación política en el Congreso ha permitido avanzar en legislación de igualdad y empoderamiento, pero hay una brecha entre las leyes aprobadas y su implementación, que depende del nivel ejecutivo.
Por último otro dato a considerar en cuanto a mortalidad materna que en Argentina es de 69 cada 100.000 mil nacimientos, siendo 7 veces más alta que el promedio en países desarrollados donde asciende a 10 cada 100.000 mil nacimientos.
7- Cuál es entonces el compromiso que asumió por Argentina. En principio hay que tener en cuenta que esta Agenda debe abordarse aplicando una visión económica, social y ambiental, imprescindible para su concreción, donde las metas globales deben adaptarse al contexto nacional; para ello Argentina trabajará sobre tres ejes; pobreza cero; lucha contra el narcotráfico y unir a los argentinos.
Esta tarea compromete tanto al gobierno nacional, como a los gobiernos provinciales y municipales, junto con las ONG´s, el sector privado y la sociedad en su conjunto.
Los aspectos salientes del trabajo que se propone, que han sido oportunamente reseñados, son los pilares de la actividad, actividad que como se plantea presenta un enfoque que se funda en el crecimiento económico y el ingreso.
Este enfoque integral tiene múltiples dimensiones que influyen sobre el progreso de las personas, sobre los cimientos de la ‘universalidad’, la ‘integración’ y en particular para ‘que nadie quede atrás’.
Otros aspectos tales como la transversalidad de las metas, el desafío estadístico y algunas de las políticas públicas en marcha, señalan un gran esfuerzo para los gobiernos que deberán revertir los desvíos constantes que plantea la marcha del país para sortear amenazas, entre estas el retroceso vinculado con la caída de muchas personas en la pobreza.
Es decir, las políticas públicas de nueva generación implican el fortalecimiento de la protección social, la implementación de sistemas de cuidados, debiendo contar con activos físicos y financieros suficientes, atendiendo a la calificación laboral de los trabajadores, todo ello sin comprometer la sostenibilidad ambiental, pues de otro modo no se trataría de un auténtico progreso.
Sin el paraguas de protección de los derechos humanos ello no será posible y es ahí donde las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos deben intervenir para garantizar que ello suceda.
Por su parte los gobiernos deben adecuar sus esfuerzos para no retroceder en lo que respecta a las conquistas logradas y para avanzar en aquello que falta, Argentina tiene un compromiso de honor con el mundo pero más aún con sus habitantes, para sacar de la marginalidad a quienes lo necesitan, para concientizar a quienes ocupan puestos de trabajo formales e imponer el norte del crecimiento sostenible, para evitar los abusos, para incluir a los excluidos, para que el hambre cero sea un logro a corto plazo, para que el narcotráfico deje de ganar batallas y para que unidos miremos hacia adelante.
La difusión de esta Agenda y su paciente enseñanza resulta fundamental para comprender los sucesos ocurridos en el país y la región y para caminar hacia la concreción de sus Objetivos y Metas hasta el 2030 con éxito.
por: Mónica Teresita del Cerro.
[1] Programa de seguimiento y evaluación de los ODS. Agenda 2030. www.dpn.gob.ar
[2] Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe. Progreso Multidimensional: Bienestar más allá del Ingreso.
[3] Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
[4] Estrategia de integración, aceleración y apoyo a las políticas (Mainstreaming, Acceleration and Policy Support Strategy).
[5] El IDH Regional. Este tercer Informe sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe es una publicación con independencia editorial del PNUD. Este informe ha sido elaborado con el apoyo financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Participan del Consejo Asesor del informe más de 20 autoridades entre ministros, senadores y académicos. La segunda parte de este mismo informe, el Informe sobre Desarrollo Humano para el Caribe, con especificidades y recomendaciones para el Caribe de habla no hispana, será lanzado en julio del 2016.
[6] Jóvenes entre 15 a 24 años, que no estudian ni trabajan.
[7] Conf. PNUD.